Como si de alquimia se tratara, el estudio proporciona las claves físicas y químicas necesarias para obtener nanomateriales que se puedan considerar perfectos desde un punto de vista de sus propiedades ópticas, explicaron los investigadores. Su labor, de momento exitosa, se enfoca en la fabricación de nanopartículas de oro para aplicaciones en biomedicina.

“Tanto nosotros como muchos otros grupos de investigación en el mundo hemos intentado durante los últimos 15 años obtener nanopartículas idénticas, de forma que todas presenten el mismo color, para que sus aplicaciones sean más eficientes”, señaló Luis Liz Marzán, director científico de CIC biomaGUNE.

Es mediante la utilización de láseres ultrarrápidos con mil billones de flashes por segundo como han “obtenido el récord mundial de calidad óptica”, hasta poder conseguir que todas las partículas moldeadas “se comporten como clones nanométricos”, explicó por su parte Andrés Guerrero Martínez, investigador de la Universidad Complutense de Madrid.

Las propiedades descubiertas pueden aprovecharse para diagnosticar enfermedades, pero también es posible servirse de la absorción de luz para provocar la liberación de calor, por ejemplo, para el tratamiento de tumores de forma localizada y minimizando los habituales efectos secundarios de los tratamientos actuales.

Y es que a pesar de todos los esfuerzos realizados, hasta ahora no había sido posible fabricar nanopartículas de oro que se comportaran exactamente de la misma manera. Se trata así de “un cambio de mentalidad que puede abrir nuevas vías al desarrollo de nanomateriales con propiedades y aplicaciones mejoradas”, concluyó Ovidio Peña Rodríguez, investigador de la Universidad Politécnica de Madrid.