Cae en Ibiza una banda de rumanos que obligaba a compatriotas a ejercer la prostitución callejera

MADRID
SERVIMEDIA

La Policía Nacional ha detenido en Ibiza a tres rumanos de una banda que obligaba a ejercer la prostitución callejera a mujeres de su país, que procedían de los estratos sociales y económicos más bajos y eran traídas a España bajo engaño.

Según informó la Policía, en la operación se ha liberado a un total de siete víctimas, dos de ellas en España y otras cinco en Rumanía.

La operación fue posible gracias a una llamada de teléfono en la que se alertaba a los agentes de que en una zona de la isla de Ibiza varias mujeres podrían estar ejerciendo la prostitución en contra de su voluntad.

La banda, que estaba perfectamente estructurada, captaba a mujeres jóvenes, procedentes de los estratos sociales y económicos más bajos de Rumanía, con lo que se aprovechaban de su situación de vulnerabilidad.

Utilizaban varios métodos para engañar a las víctimas. Unas veces era a través de miembros varones de la organización, conocidos como ‘lover-boys’ para obtener el consentimiento de las víctimas y viajar con ellas hasta España. Otras veces eran mujeres las que las convencían, se ganaban su confianza, asegurándoles un trabajo digno que las permitiría mejorar considerablemente su nivel de vida.

EN MANOS DE “CONTROLADORAS”

Una vez en España, las mujeres eran acompañadas por otros miembros de la red hasta Ibiza, donde conocían el verdadero motivo de su viaje, ejercer la prostitución callejera. En ese momento les explicaban la rígidas reglas que tenían que seguir y cómo debían comportarse para captar clientes, disponiendo de “controladoras” que vigilaban a las víctimas constantemente, incluso ejerciendo la prostitución con ellas para así fiscalizar todos sus movimientos y el dinero que ganaban con sus servicios.

Las jóvenes debían ejercer la prostitución en la vía pública todos los días durante largas jornadas y debían entregar, al terminar, todo el dinero ganado a sus “controladoras”. Si las víctimas se negaban a prostituirse o decidían abandonar la organización, sufrían toda clase de amenazas y eran agredidas físicamente.

Las víctimas no podían salir ni relacionarse con nadie que no fuera del mundo de la prostitución. Además, si hablaban con la Policía eran enviadas de nuevo a Rumanía, donde también las tenían retenidas. Tampoco les permitían mantener ningún tipo de relación sentimental y, si esto ocurría, la organización coaccionaba a sus parejas solicitándoles entre 10.000 y 15.000 euros por dejarlas libres.

(SERVIMEDIA)
23 Sep 2017
NBC