Los jóvenes españoles son optimistas sobre su futuro

MADRID
SERVIMEDIA

A pesar de ser uno de los colectivos que con mayor crudeza han sufrido la crisis -el 41,6% de los jóvenes hasta 25 años siguen en paro, según la última EPA-, los jóvenes españoles de 15 a 29 años parecen ser optimistas frente a su futuro. Casi el 50% de ellos cree que su situación general mejorará en un año y solo el 7,4% cree que empeorará. El resto opina que no variará su estado.

Esta es una de las conclusiones del Barómetro 2017 del ProyectoScopio realizado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), presentado hoy en rueda de prensa por el director general de la FAD, Ignacio Calderón, y la subdirectora del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, Anna Sanmartín.

El objetivo del Barómetro 2017 es ampliar la información disponible sobre la juventud española acerca de elementos menos conocidos que no se encuentran sistematizados en otros índices existentes nacionales o europeos. Los resultados del Barómetro 2017 del ProyectoScopio se obtienen de un panel 'online' a 1.247 jóvenes de 15 a 29 años aplicado en abril del presente año.

El Barómetro 2017 ofrece datos sobre la visión actual de la juventud española respecto al futuro del país y su situación, centrada en lo laboral y sus consecuencias sobre los valores, actitudes e intereses. También se presentan datos sobre el modo en que los y las jóvenes construyen su círculo de confianza y se comprometen con la sociedad.

VISIÓN DE FUTURO

Los jóvenes españoles se muestran optimistas sobre la mejora de su situación personal, pero son conscientes de que existe una gran probabilidad de que tengan que realizar ciertas acciones o aceptar determinadas situaciones que les faciliten el acceso al mundo laboral. El estudio ofrece, entre otros, los siguientes datos:

- El 68,2% cree que es muy o bastante probable tener que estudiar más para estar mejor preparado/a. Y, en contraposición, el 13,7% cree que no podrá seguir estudiando por razones económicas.

- El 68% cree muy o bastante probable tener que trabajar en lo que sea.

- El 61% cree que tendrá que seguir dependiendo económicamente de su familia. Casi la mitad (46,7%) estima que tendrá que recortar el gasto en hobbies, ocio y tiempo libre. El 24,8% cree que no llegará a fin de mes e incluso el 15,3% que tendrá que recortar el gasto en cosas básicas como la alimentación.

Por otra parte, el 39% considera que existe una alta probabilidad de tener que irse al extranjero para trabajar. Sin embargo, los que finalmente decidieron hacer las maletas por este motivo después de cumplir 16 años es menor, un 22%. Los principales cambios han sido dentro de la misma comunidad autónoma (10,6%), aunque un 7,6% también ha cambiado de comunidad y el 4% salió al extranjero.

Madrid es, con diferencia, la región que más población joven atrae por motivos laborales (28,3% de quienes han cambiado de comunidad), seguida de Andalucía (11%) y Cataluña (8%). De entre quienes han salido del país, el 38% han ido al Reino Unido y un 12% a Irlanda.

Existe un acuerdo muy alto (59%) sobre las ideas de que las condiciones laborales son mucho mejores fuera de España, que emigrar al extranjero es una opción más (50%) y que fuera de España es más fácil encontrar un trabajo relacionado con la formación adquirida (49%). Un tercio del colectivo cree que es la opción para encontrar un trabajo digno.

En el lado contrario se encuentra casi otra mitad de la población joven que considera que emigrar es una desgracia (46%), que fuera de España se aceptan trabajos que en España no se aceptarían (42%) o que emigrar sería una opción temporal (37%).

La valoración del extranjero como escenario de mejores opciones es superior entre los y las jóvenes con más de 25 años y entre quienes tienen estudios superiores. Los varones, mayores de 25 años y quienes se encuentran en situaciones sociales más desfavorables consideran, con más frecuencia, esta opción como una desgracia.

LA ECONOMÍA DE LOS JÓVENES

Según los datos obtenidos en el Barómetro 2017 de ProyectoScopio, las fuentes principales de ingresos de los jóvenes españoles son su propio trabajo o las aportaciones familiares. En cada una de estas situaciones se encuentra un tercio del colectivo. Otro 15% obtiene ingresos de trabajos esporádicos y un 9% de becas o ayudas de estudios.

El trabajo regular es más frecuente entre quienes tienen estudios universitarios, viven solos o en pareja y a partir de los 20 años. La falta de ingresos propios es superior entre los de menor de edad, entre las mujeres y quienes viven con su familia de origen.

En cuanto a sus gastos, el mayor gasto mensual declarado es la alimentación (48%), seguido del mantenimiento de un vehículo (28%) y comer fuera de casa (28%). Salir, ocio, cultura, higiene personal y ropa son la fuente principal de gasto para entre un 20 y un 23% de los y las jóvenes. Tecnología y viajes para el 11%.

Con los ingresos disponibles, un 29% del colectivo dice poder pagar todos sus gastos (incluso vivienda y alimentación), mientras que casi la cuarta parte sólo puede pagar una parte y otro 24% sólo gastos de bolsillo.

Empujados por la crisis y por la difícil situación económica, el estudio refleja que cada vez son más los jóvenes que optan por fórmulas de economía colaborativa; un 57% de los y las jóvenes ha utilizado alguna práctica de este tipo:

- La más frecuente (26,5%) es compartir bienes (wifi, ropa, películas…), seguida de compartir coche (23%) y software libre (15%).

- Entre un 7% y un 10% ha participado en intercambios de libros, campañas de 'crowdfunding' o prácticas de trueque.

- De forma minoritaria (2-6%) participan en huertos ecológicos, grupos de consumo, espacios de trabajo, intercambio de viviendas o bancos de tiempo.

- Dos de cada tres (75,4%) ha comprado objetos de segunda mano, fundamentalmente tecnología, libros, vehículos y ropa.

VALORES Y ACTITUDES DE LOS JÓVENES

Según el Barómetro 2017 de ProyectoScopio -en consonancia con anteriores investigaciones de la FAD y quizá a causa de la crisis- se confirma la tendencia de que los jóvenes españoles son cada vez más ortodoxos, más formalmente correctos, más proactivos frente a lo comunitario, más implicados en lo común, y mucho más preocupados por el orden y la seguridad.

Por el contrario, los valores asociados al presentismo o el hedonismo –apurar el momento, primar el ocio, etc.- y usados como seña de identidad del estereotipo del joven pasota, del joven ni-ni, parecen haber perdido importancia para los jóvenes españoles.

Los valores finalistas son aquéllos que configuran el marco de referencia para la conducta personal. Según la investigación, lo que más importa a los jóvenes tiene que ver con su ámbito personal.

Tener éxito en el trabajo, tener unas buenas relaciones familiares o ganar dinero es considerado muy importante para más del 80% de los jóvenes españoles. Sin embargo, los valores que más incrementaron su importancia en estos años fueron los más ideológicos y los referidos a la sociedad en su conjunto. Han perdido importancia las prioridades que el tópico ha venido atribuyendo a los jóvenes.

El interés por la política alcanza casi al 30% de los y las jóvenes, mientras que el interés por asuntos religiosos se limita al 12%.

Los valores morales están implícitos en la admisibilidad de comportamientos. En este ámbito, según los datos del estudio, los jóvenes españoles mantienen en esencia sus posturas ya conocidas: una mayor tolerancia hacia comportamientos que se ven como pertenecientes al ámbito privado (derecho de los homosexuales a adoptar hijos, aborto, eutanasia, etc.) y mucho menor frente a los que se refieren al ámbito público (romper señales de tráfico, conducir bajo los efectos del alcohol, etc.).

CONFIANZA INSTITUCIONAL

Los datos muestran una escasa confianza institucional de los jóvenes. Casi el 40% de los jóvenes dice no confiar en ninguna y sólo se encuentran porcentajes entre el 16 y el 20% que dicen confiar en la Policía, las Fuerzas Armadas, las ONG y la Unión Europea. A este grupo “más confiable” se unen los medios de comunicación alternativos a través de Internet (15%).

La participación de carácter formal en lo político (afiliarse a un partido o votar) sigue estable; sin embargo, vuelve a confirmarse la presencia de un grupo minoritario, aunque creciente, que se interesa más por la política, aunque por la política no formal. No llega a la mitad del colectivo de quienes consideran útil y se implican en el voto cuando toca (47%) y alrededor de un tercio en la firma de peticiones de apoyo. Aproximadamente la cuarta parte dice implicarse en acciones de huelga y asistencia a manifestaciones o concentraciones.

La pertenencia a asociaciones es muy baja. Sólo es algo relevante en el caso de las deportivas, culturales o de ocio (en las que participa un 14% activamente) y las de voluntariado (8%).

En cuanto a sus relaciones, una inmensa mayoría de jóvenes (81%) siente que sus relaciones familiares son muy o bastante satisfactorias, porcentaje que aumenta entre las mujeres, quienes tienen estudios de bachillerato o superiores y en las clases medias y altas.

Estas relaciones son consideradas también mayoritariamente como un apoyo esencial (52%) o bastante importante (22%). Son también las mujeres las que valoran en mayor grado el apoyo que supone la familia, así como los universitarios; a medida que desciende la clase social el rol de apoyo familiar se considera menos relevante.

Las relaciones de amistad son también altamente valoradas, aunque algo menos que las familiares. El 75% de los y las jóvenes (81%) las considera también muy o bastante satisfactorias, porcentaje que, en este caso, es algo superior entre quienes tienen estudios de bachillerato o superiores y también en las clases medias y altas.

El rol de las relaciones de amistad es algo más tibio también en importancia que las familiares: para un 34% las relaciones de amistad suponen bastante apoyo y para el 26,5% son un apoyo esencial, con la misma tendencia de descenso a medida que desciende la clase social.

(SERVIMEDIA)
29 Jun 2017
SRZ/caa