Según la citada fuente, entre 1960 y 1990 un total de 74.496 extranjeros han conseguido la nacionalidad española, aunque la mayoría, el 80,4 por ciento, la obtuvieron en la década de los ochenta, mientras el 19,7 por ciento la consiguieron en las dos décadas anteriors.

Por lo que se refiere al origen de los que obtuvieron la nacionalidad, sobresalen los procedentes de Argentina, Chile y Uruguay, que, con 1.096, 440 y 266, respectivamente, fueron los que más nacionalizaciones consiguieron del continente americano.

Marruecos, con 1.675 nacionalizaciones, es el país africano que más destaca. Filipinas ocupa la primera posición dentro de Asia, mientras de Europa fueron los originarios de Portugal y Francia.

Respecto a la Europa del Este, las cifras son comprativamente muy bajas, ya que sólo se concedieron 71 expedientes, la mayoría acaparados por polacos, yugoslavos y personas nacidas en la extinta Unión Soviética.

Destacan igualmente 44 personas apátridas que a partir de 1990 ya son españolas, mientras que no figura ninguna concesión para armenios o palestinos.

Según la reforma de 1990 del Código Civil en materia de nacionalidad, los extranjeros que quieran obtenerla deben acreditar su residencia en España durante diez años, aunque son suficientescinco para los que estuvieran en situación de asilo o refugio y dos cuando se trate de nacionales de origen de países iberoaméricanos, Andorra, Filipinas, Guinea Ecuatorial, Portugal o sean sefardíes.

También pueden obtenerla con un sólo año de residencia aquellos extranjeros que estén casados con una persona española, sean viudos o viudas de español, hijo de madre o padre español, esté sujeto a tutela, guarda o acogimiento de una institución o ciudadano español o hubiera nacido en nuestro territorio. Esta reforma fue considerada inconstitucional por Izquierda Unida, al eliminar la posibilidad de mantener la doble nacionalidad para los emigrantes españoles o emancipados, ya que si adquieren otra nacionalidad, una vez transcurridos tres años pierden la española.