Esta frialdad ante el 'entrañable' regalo navideño bien puede explicarse por otros dos datos revelados por la misma encuesta: uno de cada tres británicos se lamenta de que recibe al menos un regalo "horroroo" cada vez que llegan estas fiestas, y uno de cada diez afirma que le caen encima más de cuatro regalos con los que no sabe qué hacer.

En cabeza del "hit parade" de los regalos detestables señalados por los encuestados figuran los productos baratos de baño e higiene, que amargan las fiestas al 62% de sus receptores. Le siguen los regalos de adorno manifiestamente feos, con un 57% de damnificados; y los inevitables calcetines y ropa interior, que obligan a morderse la lengua para no decir lo que piensn a un 56% de afectados.

Típicamente navideño es que los culpables de tanto regalo indeseado sean siempre los mismos: las personas más queridas. Uno de cada cinco encuestados culpa a sus amigos, un 14% a los abuelos y uno de cada veinte a sus propias parejas. Padres y madres también figuran en la lista, pero parecen entender los gustos de sus hijos algo mejor que el resto de mundo, ya que sólo los mencionan con reprobación uno de cada diez encuestados.

Según Lloyds, tanto regalo navideño desatinao supone un despilfarro más que notable, en concreto unos 2.000 millones de libras esterlinas (2.840 millones de euros) gastados inútilmente, o al menos sin conseguir el teórico objetivo de hacer feliz a su receptor.

No es de extrañar que casi la mitad de los británicos se ponga rápidamente a la tarea de deshacerse del regalo no deseado, bien donándolo a alguna organización caritativa, bien procediendo a su reciclaje.

Un 10% asegura que intentará que la tienda donde fue comprado les devuelva el dnero y un 20% admite incluso que lo reenvolverá e intentará colocarlo como presente navideño en las próximas fiestas.