Científicos de la UOC alertan de que la producción del glutamato ha aumentado en un 1500% en 40 años
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Científicos de la Universitat Oberta de Catalunya alertan de que hace 40 años la industria alimentaria producía 200.000 toneladas de glutamato monosódico y hoy se producen más de 3.000.000 de toneladas de este aditivo alimentario que aporta el sabor unami a los productos, lo que supone un aumento de la producción en un 1500%.
Las anchoas, los tomates, el jamón y la leche materna tienen gusto a umami; las patatas, los snacks, las salsas, las sopas de sobre y casi todos los productos manufacturados también. Los alimentos que responden al umami son ricos en aminoácidos y a muchos de los que no lo son, se les añade una sustancia llamada glutamato monosódico para darle este sabor.
Diego Redolar, neurocientífico de la UOC, informó de que ácido, dulce, amargo, salado y umami son los cinco sabores básicos y señaló que aunque este último es el menos conocido, es el más presente en la dieta. “El umami activa y envía señales al cerebro, provoca placer, satisfacción y nos hace sentir que lo que comemos es sabroso y deseable”, explicó.
En este sentido, Laura Esquius, nutricionista y profesora de Salud de la UOC, manifestó que “este aditivo actúa como saborizante y hace que los alimentos aumenten la palatabilidad y que esto nos cree más ganas de seguir comiendo estos alimentos".
Por su parte, Victoria Agulló, también nutricionista y profesora de Salud de la UOC, indicó que consumo medio de este aditivo es de entre 5 y 12 gramos diarios y añadió que “las industrias alimentarias usan este potenciador para mejorar el producto final y aumentar los niveles de consumo, por eso se utiliza tanto en productos manufacturados”.
Según Agulló, los síntomas asociados con el consumo de glutamato se conocen como ‘síndrome del restaurante chino’ y puede producir ardor, hormigueo, dolor de cabeza o dolores en el pecho.
Por último, estos investigadores aducen que un alto consumo de glutamato se ha relacionado también con un peor desarrollo de ciertas enfermedades como el alzhéimer, la depresión, el autismo o la esclerosis múltiple, ya que, la bioquímica Katherine Reid, fundadora de Unblind My Mind, comprobó que la reducción del consumo de glutamato en su hija autista mejoraba su comportamiento y su capacidad para relacionarse.
(SERVIMEDIA)
11 Abr 2017
CJC/pai