La defensora del Pueblo advierte sobre los peligros del populismo en Europa

MADRID
SERVIMEDIA

La defensora del Pueblo, Soledad Becerril, ha advertido sobre los peligros que, a su juicio, se esconden tras los movimientos populistas en Europa.

En la apertura en Barcelona del seminario '¿Populismo? Regresión de los derechos y el rol del Ombudsman', organizado por el Instituto Internacional del Ombudsman (IOI), la defensora explicó que la Unión Europea es “el ambicioso proyecto de constituir una comunidad civilizadora” basada en los derechos humanos y la democracia representativa.

Se trata de un sistema político que “puede y debe ser revisado constantemente, que permite cambiar lo que no funciona porque las garantías de la democracia sobreviven, los derechos subsisten, las libertades no retroceden y las alternancias en los gobiernos garantizan la no existencia de caudillajes”, subrayó.

Sin embargo, advirtió Becerril, “en la última década se extienden movimientos de ciudadanos insatisfechos con sus circunstancias y con las instituciones existentes que les gobiernan”.

“Son movimientos que apelan a sentimientos y a emociones, que afirman que existen otras maneras de representar mejor al pueblo” y que defienden una sociedad “mucho más limitada, más cerrada; que prefieren el aislamiento a la apertura, que prefieren lo ya conocido a lo que pueda venir; que afirman poseer el talismán de la felicidad y que ellos sí son la auténtica representación del pueblo”, indicó Becerril.

Ante estos movimientos y estas regresiones de derechos, los Defensores y Comisionados de Derechos Humanos “tenemos autoridad para controlar decisiones o acciones de los poderes públicos, para denunciar la vulneración de derechos, para defender los de aquellos que hoy son perseguidos por razón de raza, de religión o de creencias, por la guerra que destroza su país desde hace años o por los abusos de dirigentes despóticos que hacen imposible la vida a mujeres, hombres y niños”, apuntó la defensora.

Becerril agregó que el oficio de los Ombudsman “no son las felicitaciones ni las celebraciones”, sino “recordar, a diario, lo que queda por hacer para que a otros no les falte aquello que los países más avanzados hemos logrado, y los bienes, derechos y libertades de las que disfrutamos”.

(SERVIMEDIA)
04 Abr 2017
JRN/caa