Fuentes de esta candidatura se muestran confiados en que la falta de apoyo a Sánchez en las estructuras orgánicas del partido se traducirá en que sacará pocos delegados que puedan defender su postura en el cónclave federal.

Tras las primarias de mayo, en las que los socialistas eligen al nuevo secretario general, éste debe ser ratificado en el Congreso de junio por los delegados, que son elegidos en los congresos provinciales, con la aprobación de la Ejecutiva que proponga.

La Ejecutiva la votan los delegados que, según el Reglamento Federal de Congresos, ejercerán su derecho mediante voto individual, directo y secreto. El número de delegados será establecido por el Comité Federal de este sábado oscilando entre 500 y 2.000.

Además, en el congreso federal se cierra el proyecto político del partido con la aprobación de la ponencia que ha sido debatida previamente en las agrupaciones y luego en las comisiones del cónclave antes de su aprobación definitiva.

Por ello, el número de delegados afines marca el respaldo a la nueva dirección del partido así como al proyecto político que defenderá el partido en los siguientes años.

Ante este escenario, las fuentes consultadas señalan que “poca guerra” podría plantear Sánchez y sus correligionarios en el Congreso en el caso de que no venciera en las primarias a la Secretaría General. Si bien hay quien sostiene que el ex secretario general no permanecerá callado en el caso de perder las elecciones internas sino que intentará “reventar” el cónclave federal con alguna propuesta “disparatada”.