Así lo afirmó la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) después de que una delegación, encabezada por su alto comisionado adjunto, Alexander Aleinikoff, haya realizado una visita de dos semanas en campamentos de refugiados somalíes en Somalia, Etiopía, Yibuti y Kenia.

Acnur subrayó que Somalia atraviesa 20 años de "violencia y anarquía" y que "intensos combates en Somalia meridional y central" obligan a numerosos ciudadanos con escasos recursos a dejar sus casas "más que en cualquier otro lugar del mundo" y a refugiarse "traumatizados y con miedo" en lugares más seguros del país o en otros Estados vecinos.

Ante esta "tragedia humanitaria que afecta cada vez a más personas desarraigadas", Aleinikoff se mostró "seriamente preocupado" por la "carga enorme" que supone para Etiopía, Yibuti, Kenia y Yemen recibir a refugiados somaliés.

Por ello, Acnur prepara planes de contingencia e hizo un llamamiento para recaudar fondos ante la previsión de que los combates se intensifiquen, ya que espera que miles de somalíes lleguen a Kenia este año, sobre todo a Dadaab, que cuenta con tres campamentos donde se hacinan unos 270.000 refugiados.

Además, prevé que muchos intenten llegar a Etiopía, pese a que la frontera está oficialmente cerrada e indicó que los refugiados llegan a Yibuti después de un arduo viaje.

En todos estos campos, los nuevos refugiados se unen a las familias que residen en ellos, en algunos casos desde hace 20 años, coincidiendo con la primera oleada de combates al comienzo de la década de los 90.

Acnur ha ayudado a miles de somalíes a reasentarse en nuevos países, sobre todo en Estados Unidos, pero se trata de una pequeña proporción en relación a los que están "atrapados en el limbo, sin poder regresar a sus hogares o integrarse en los países donde han buscado refugio".