La información suministrada por el servicio de seguridad de unos grandes almacenes, en la que ponían en conocimiento de los agentes que en sus establecimientos habían detectado diversas operaciones posiblemente fraudulentas, propició el inicio de la investigación. Los engaños consistían en realizar compras con tarjetas clonadas y para ello se valían de documentación falsa.

Los agentes montaron un dispositivo de vigilancia tanto en el interior del centro comercial como en los espacios aledaños. Los individuos fueron detenidos cuando iban a efectuar el pago de los productos adquiridos con una tarjeta falsificada.

Tras un primer cacheo, los policías les intervinieron once tarjetas clonadas, y posteriormente, a raíz de un exhaustivo examen de todos sus efectos, localizaron los domicilios donde residían.

En uno de los inmuebles, situado en Torrejón de Ardoz, hallaron un ordenador portátil conectado a dos lectoras grabadoras para copiar tarjetas. Además, descubrieron que la pantalla del ordenador reflejaba los "tracks" correspondientes a una numeración clonada con la filiación falsa de uno de los detenidos, números que habían sido volcados sobre una tarjeta utilizada en el momento del arresto.

Los investigadores se incautaron en ambos domicilios de 400 tarjetas de crédito falsificadas, dos lectoras grabadoras, ordenadores portátiles, documentación falsa, abundante ropa y muebles de primeras marcas, joyas, numeroso material electrónico y más de 57.000 euros en efectivo.

Seguidamente, consiguieron detener a otros dos miembros de la banda, cuya desarticulación ha permitido esclarecer un centenar de compras fraudulentas, si bien calculan que esta cifra podría ser mucho mayor.