Aunque el citado informe, presentado esta semana en Madrid, alude a los feminicidios en general, sean o no de pareja, perpetrados en varios países del mundo en 2006, incluye un apartado relativo a las consecuencias que tienen los malos tratos domésticos para los más pequeños, en el que sí se ofrecen datos de 2008.

En este epígrafe, se cita un estudio realizado en Estados Unidos entre enero y mayo de 2008 a un total de 4.549 menores de 18 años que arroja el dato de que el 9,8% de los encuestados aseguraba haber sido testigo de episodios de violencia doméstica.

Según José Sanmartín, director del Centro Reina Sofía, los efectos que la violencia en el hogar deja en los niños son de tipo cognitivo, emocional y conductual y "dañan hasta extremos inimaginables", pues los pequeños "pueden aprender que la violencia es un recurso que puede usarse para la resolución rápida y expeditiva de conflictos".

En este sentido, Sanmartín explica que distintos estudios señalan que dos de cada diez niños que han recibido malos tratos por parte de sus padres o han sido testigos de violencia de género hacia su madre serán "maltratadores en el futuro".

La cifra difiere, sin embargo, de la obtenida si se pone la lupa en los hombres que de adultos son ya maltratadores. En este caso, cuatro de cada diez refieren haber sufrido o sido testigos de violencia en su infancia.

Entre las consecuencias que la violencia doméstica tiene en los más pequeños está también la inseguridad de los niños hacia el maltratador, con el que no empatizan. En algunos casos, incluso, el Centro Reina Sofía ha percibido trastornos de hiperactividad en pequeños que viven en hogares donde hay maltrato.