Una turista alemana halla un fósil de reptil de 260 millones de años en Mallorca

- Es la primera evidencia de captorhínido en el sur de Europa

MADRID
SERVIMEDIA

Un hallazgo fortuito de una turista alemana ha permitido identificar un fósil de captorhínido que vivió hace 260 millones de años en la sierra de Tramontana (Mallorca) y que pertenece a un grupo de reptiles basales caracterizados por la presencia de varias hileras de dientes.

Lieselotte Hannen es una ciudadana alemana que vive en Mallorca desde que se jubiló. En 2002, durante uno de sus paseos habituales por Cala Gata, una playa de Port des Canonge (suroeste de la sierra de Tramontana), se detuvo ante una extraña piedra. Al observar en detalle, descubrió varias hileras de dientes en la superficie y se la llevó a casa, según informó hoy el Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont (ICP).

Cinco años después, la familia Hannen entregó el espécimen al Instituto Steinmann de Geología, Mineralogía y Paleontología en Bonn (Alemania). Martin Sander, un paleontólogo de vertebrados de la Universidad de Bonn, lo identificó como un resto de un captorhínido y contactó con varios especialistas para su posterior estudio, entre ellos Àngel Galobart y Josep Fortuny, investigadores del ICP, y Torsten Liebrecht y Johannes Müller, del Museo de Historia Natural de Berlín (Alemania).

El hallazgo está publicado en ‘Journal of Vertebrate Paleontology’, la revista científica de referencia en paleontología de vertebrados. Los investigadores han certificado que se trata del fragmento de un cráneo de un captorhínido de hace unos 260 millones de años. Pertenece a un grupo de reptiles arcaicos que vivieron desde hace unos 300 millones de años hasta finales del Pérmico, hace unos 250 millones de años, y estuvo bien representado en América del Norte, África y Asia. En Europa se los conoce principalmente por los restos encontrados en Rusia, mientras que su presencia en el resto del continente es escasa.

El maxilar encontrado en Mallorca representa la primera evidencia directa de estos animales en el sur de Europa y corresponde a una especie del grupo de los moradisaurinos, una familia de capthorhínidos de talla grande que se caracterizan por la presencia de varias hileras de dientes en la mandíbula y el maxilar en la zona de la mejilla.

Se cree que la función de estas baterías de dientes era la de triturar alimentos duros. Eran principalmente herbívoros, aunque también se podían alimentar de insectos. Su cráneo podía medir hasta medio metro de longitud y su cuerpo alcanzar los dos metros.

DEPÓSITO EN UN MUSEO DE SÓLLER

El nombre del grupo procede del género ‘Moradisaurus’, que se identificó por primera vez en la región de la Formación de Moradi, en Níger. En el ámbito mundial, se conocían fósiles de moradisaurinos en Níger, Marruecos, América del Norte, India, Alemania y China, y ahora también en Mallorca.

El espécimen de Mallorca vivió justo antes de la gran extinción de finales del Pérmico, que acabó con el 90% de formas de vida del medio marino y tuvo un efecto devastador en lo que respecta a las faunas de vertebrados terrestres.

Aunque popularmente es mucho más conocida la extinción de finales del Mesozoico, que acabó con la era de los dinosaurios, la de finales del Pérmico fue mucho más mortífera y a menudo es conocida como "la madre de las extinciones masivas".

Ni los moradisaurinos, ni ningún otro captorhínido (bastante abundantes durante el Pérmico) sobrevivieron a la extinción en masa. En esa época, Mallorca no era una isla y el archipiélago balear estaba en contacto con la Península Ibérica, que, a su vez, se encontraba rodeada por Europa, África y América del Norte, formando parte de una enorme masa de tierra conocida como Pangea. El clima era cálido y con unos ciclos de tipo monzónico.

El fósil descubierto está actualmente en Berlín, pero en las próximas semanas se trasladará a al Museo de Ciencias Naturales de Sóller (Mallorca), donde quedará en depósito definitivo una vez que ha finalizado su estudio.

(SERVIMEDIA)
20 Dic 2016
MGR/caa