Así lo dijo Cospedal durante su comparecencia en la Comisión de Defensa del Congreso de los Diputados, en la que presenta las líneas maestras que guiarán su acción al frente del Ministerio de Defensa.

La ministra subrayó que el objetivo de España es contar con unas Fuerzas Armadas “plenamente preparadas y adaptadas” a los nuevos tiempos y que “cuenten con un papel importante, en que las aportaciones tecnológicas tengan un buen papel”.

La consecución de este objetivo será beneficioso, según Cospedal, para las Fuerzas Armadas, el tejido industrial de España y la balanza de pagos. Esto le sirvió para reconocer que en este momento se asiste a "una encrucijada”: el problema presupuestario, que se ha intentado solventar con la aprobación en Consejo de Ministros de la reprogramación de las anualidades de 18 Programas Especiales de Armamento (PEAs).

De este modo, los pagos previstos para la anualidad de este año se trasladarán a los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2017, lo que supone un pago de 1.824 millones de euros a la industria de defensa el año que viene.

Consciente de la ambición de esta empresa, Cospedal reclamó “voluntad de diálogo” a todos los partidos, puesto que “cuando llegue la consolidación industrial”, la industria española de defensa “sólo puede alcanzar valor si tenemos posición de excelencia en el ámbito industrial”.

Por otra parte, consideró llegado el momento de surcar la senda de la recuperación presupuestaria de la defensa, que desemboque en una asignación del 2% del PIB en la materia en el “plazo de una década” con el objetivo de cumplir con el mandato de la OTAN.

Destacó que hay que cumplir los objetivos de déficit con Bruselas, pero defendió la inversión en defensa teniendo en cuenta los riesgos y amenazas que afectan a las democracias occidentales.

Por ello, ofreció un “diálogo abierto”, porque las capacidad militares “no se pueden improvisar” y se necesita un “compromiso estable y duradero con la defensa y su base industrial”.