Se trata de una persona nacida en Irún (Guipúzcoa), que había viajado a zonas de conflicto en Afganistán, Siria y Palestina, y cuya radicalización era tan extrema que la Guardia Civil sospechaba que estaba buscando los medios para cometer una acción suicida contra medios de transporte.

Fernández Aceña había sido condenado a 29 años de cárcel en 1985 por el asesinato del trabajador ferroviario francés Jean-Pierre Leiva en la localidad francesa de Hendaya. La Audiencia le condenó entonces como miembro del comando Jaizubia de los GAL por asesinato con premeditación y alevosía, pertenencia a banda armada y tenencia ilícita de armas.

El investigado era muy activo en las redes sociales, apoyaba las acciones terroristas en toda Europa y difundía consignas y mensajes del Estado Islámico. Está considerado como “muy peligroso” por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. En el registro de su domicilio y otra vivienda se encontraron vídeos "escabrosos" con imágenes de decapitaciones y material de adoctrinamiento.