El estudio indica que una cuarta parte de los encuestados está de acuerdo con la afirmación de que los católicos están perseguidos en España.

Por el contrario, se muestran mayoritariamente partidarios de que el Estado financie a la Iglesia católica y sólo uno de cada cuatro es partidario de la autofinanciación.

Respecto a la opinión que expresan en relación con las orientaciones morales que parten de la jerarquía eclesiástica, apenas un 15 por ciento señala que trata de seguirlas totalmentesin discutirlas, pero sólo un 7,4 por ciento manifesta estar en desacuerdo con algunas orientaciones del Papa, en concreto con aquellas que se refieren a moral sexual y matrimonial.

Precisamente, en materia de moral sexual se produce un reparto de respuestas en tres tercios muy equilibrados: los que piensan que debeN seguirse al pie de la letra (33,7 por ciento), los que creen que la Iglesia no debiera ser tajante en estos temas y dejar la decisión final a la conciencia de cada uno (33 por ciento) y los que piensan que "algunas orientaciones de la Iglesia sobre moral sexual parecen desconocer la naturaleza humana, respiran un aire negativo sobre la sexualidad y su cumplimiento a rajatabla puede acarrear graves males en algunos casos" (33,3 por ciento).

Sobre la valoración que otorgan a los distintos estamentos que integran la Iglesia católica, los encuestados subrayan especialmente la labor de los misioneros, mientras que los obispos obtienen la peor puntación.

Las actuaciones de la Iglesia que les producen una mayor satisfacción son las que aúnan comprensión, compasión, diálogo y apertura y aquellas acciones más sensibles a los más necesitados. De hecho, casi la mitad entiende que el mayor reto que afronta esta institución en la actualidad es "estar con los pobres y necesitados".