"Está obsesionado”, se oye decir a Correa a su interlocutor en referencia a Crespo. “No se puede hablar por teléfono con él, habla como los indios, sólo dice si o no”. El líder de la red, sin embargo, dice que a él le “da igual” que le graben porque no está preparando ningún “atentado terrorista”.

"Se esta volviendo loco él y nos está volviendo locos a todos, está paranoico, así no se puede vivir", afirma Correa, que insiste en que las empresas deben seguir funcionando y propone que Crespo se coja dos años sabáticos, porque “se le tiene que olvidar este asunto".

El acusado también explicó que cuando cobraba de empresarios constructores una comisión por la concesión de obras, “la parte que yo me quedaba se la daba en efectivo a Antonio Villaverde (su testaferro) para que lo ingresara en Suiza". De ninguna de esas operaciones guarda recibo alguno y no las registraba.

Villaverde tenía una amplia cartera de clientes con cuentas en Suiza, por lo que "él entregaba mi dinero a personas que necesitaban dinero aquí en `B´, y esas personas que tenían cuentas en Suiza me lo ingresaban a mí en la mía", explicó Correa.