Así lo indicaron a Servimedia fuentes del entorno de Sánchez, quien se atiene estrictamente así a la lógica que, en su opinión, ha desencadenado automáticamente la dimisión de 17 miembros de su Ejecutiva, más tres bajas anteriores: la obligación de convocar un Comité Federal extraordinario cuyo único punto del orden del día es dar cuenta de las vacantes y convocar un Congreso Federal para elegir nuevo secretario general.

Por tanto, ya ha decaído la convocatoria inicial de un Comité Federal ordinario, aprobada por la Ejecutiva aún íntegra el lunes pasado, en la que se valorarían los resultados de las elecciones vascas y gallegas, lo que exigiría la intervención inicial de Sánchez. A mayores, éste propondría la celebración en diciembre del Congreso Federal ordinario que el PSOE tiene pendiente desde primavera.

Se da la circunstancia de que, desde el punto de vista del sector crítico que promovió las dimisiones, Sánchez tampoco debería intervenir ante el Comité Federal, pero por otra razón distinta.

Al entender que la baja de más de la mitad de la Ejecutiva obliga a disolver el órgano entero (algo que no comparte la dirección, quien se acoge a que los estatutos establecen que sólo la Ejecutiva puede disolver órganos), no consideran que Sánchez sea ya el secretario general del PSOE.