En una entrevista en Antena 3 recogida por Servimedia, el jefe de la diplomacia española consideró una mala opción la posibilidad de que en España se celebren unas terceras elecciones. Esta situación, explicó, sólo se ha producido en un país europeo tras el final de la Segunda Guerra Mundial: Grecia, en 2012.

Margallo consideró que se está “errando en el método” a la hora de sumar escaños para obtener mayorías. A su juicio, no es suficiente con tener los apoyos necesarios para superar la investidura sino que se ha de contar con un respaldo estable y constante para garantizar la gobernabilidad.

“Para que esto funcione, tiene que tener un apoyo parlamentario de las fuerzas que coinciden en lo esencial”, en una referencia velada a la formación de una ‘gran coalición’ entre el PP, PSOE y Ciudadanos, para hacer las “grandes reformas” que necesita España ante retos como el terrorismo internacional, la desaceleración económica y el desafío “secesionista” de Cataluña.

Margallo presumió de tener muchos amigos en el PSOE con cierto predicamento y explicó que le llega el “rumor” de que si los resultados en las elecciones vascas y gallegas del próximo 25 de septiembre confirman lo pronosticado por las encuestas –“una derrota aun mayor de la dirección” socialista- se convocará un Comité Federal para decidir el rumbo del partido: “Seguir con los patines cuesta abajo hasta despeñarse o rescatarlo”.

'UNA VIUDA HINDÚ'

“Los socialistas no tienen la vocación de un viuda hindú que se quema a lo bonzo en la pira funeraria con su marido muerto”, sentenció.

El ministro aseveró que lo necesario para el PSOE y para España es que los socialistas se olviden de las disputas internas por ver si Pedro Sánchez es el secretario general idóneo que necesitan en estos momentos y reflexionen acerca de si quieren ser una “parte importante” para el “futuro de España”.

Por otro lado, Margallo rechazó de plano la posibilidad de que Mariano Rajoy dé un paso a un lado y proponga a otro candidato para superar la situación de bloqueo en España. “El problema no es si Rajoy quiere dejar de ser líder, sino si el partido lo toleraría”.

En este punto, practicó ese “patriotismo de partido” para defender que no le parece “posible ni racional”, cambiar a Rajoy, “un señor que ha sido quien ha salvado a los españoles del rescate”. “Desestabilizaría el partido”, concluyó.