Según informó la Guardia Civil a través de un comunicado, a los investigados se les imputan los delitos de estafa, falsedad documental y prevaricación, después de concluir que, en muchos casos, los daños no habían existido.

La investigación comenzó en 2014, a raís de la ‘operación Loki’, en la que se investigaron cientos de expedientes tramitados por el Gobierno regional en relación a supuestos daños producidos por lobos en la cabaña ganadera de Asturias. Las irregularidades detectadas por los agentes determinaron que se llevara a cabo una vigilancia más exhaustiva, dando lugar a la creación de ‘Skoll’.

Asimismo, han sido detectados hasta 11 componentes del Servicio de Guardería que actuaron de forma fraudulenta al certificar reclamaciones falsas. La casuística de estas era muy variada y los investigados incluso utilizaban restos de animales que habían fallecido con anterioridad como pruebas –falsas- para corroborar el ataque de los lobos.

Una estafa, que aunque es complicado determinar al 100%, podría haber costado 200.000 euros que habrían sido percibidos de manera ilegal por los presuntos estafadores.

Las repercusiones de estos hechos podrían haber influido en generar un ambiente de rechazo contra la presencia de los lobos, y la aparición de varias cabezas colgadas en diferentes puntos de la geografía asturiana podría ser el reflejo de esa ‘criminalización’.