La sentencia, además, le condena a indemnizar al menor con 183.000 euros en concepto de responsabilidad civil. El juez considera que el acusado “tenía el deber de cuidado sobre el menor y le era exigible prever que en un salto su hijo pudiera fallar dada su corta edad”, añadiendo que esta exigencia era superior “debido al riesgo por el uso de un producto acelerante en la combustión”.

Los hechos sucedieron en una casa de campo de Chiva, en Valencia, cuando en enero de 2012, el sujeto estaba a cargo de sus dos hijos por el periodo vacacional establecido en el convenio de divorcio.

En lo que para el condenado iba a ser un juego con sus hijos, colocó un recipiente con gasolina y lo prendió para saltar junto a ellos. El menor, de seis años, pisó el recipiente tras tropezar accidentalmente y le prendió el pantalón.

Tras apagar las llamas, fue trasladado al hospital, donde estuvo ingresado durante tres días en la UCI pediátrica, diagnosticado como gran quemado. Posteriormente, pasó a la planta de Cirugía Plástica, donde permaneció dos meses y se le sometió a injertos de piel.

El menor precisó del uso de silla de ruedas para desplazarse durante medio año y sufrió secuelas a consecuencia de las quemaduras en piernas, abdomen y tronco.