El Reglamento del Congreso regula en sus primeros artículos la sesión constitutiva de la Cámara una vez celebradas las elecciones, que tuvo lugar el 13 de enero. Ese día se eligió la Mesa, presidida por Patxi López, y los electos tomaron posesión de sus actas como diputados.

En ese mismo capítulo del Reglamento, el artículo 5 establece que dentro del plazo de los 15 días siguientes a la celebración de la sesión constitutiva, tendrá lugar la solemne sesión de apertura de la legislatura.

Se trata de una sesión conjunta del Congreso de los Diputados y del Senado marcada por el protocolo en la que el jefe del Estado dirige un discurso a las Cámaras tras entrar al hemiciclo desde la Carrera de San Jerónimo a través de la simbólica Puerta de los Leones, que se abre para la ocasión.

En la última ocasión el encargado de hacerlo fue el rey Juan Carlos I, ya que la sesión de apertura de la anterior legislatura se celebró el 27 de diciembre de 2011, dos años y medio antes de su abdicación.

"A PLENO RENDIMIENTO"

Esta vez sería el rey Felipe VI el encargado de presidir esa sesión, y dada la situación política y con el Gobierno en funciones ningún partido político parece interesado en celebrarla y todos han preferido comenzar directamente la actividad parlamentaria.

Será la primera vez que el Congreso comienza su actividad plenaria sin haber celebrado esa sesión. Incluso cuando más tardó en convocarse, en 1996, se hizo antes de dar paso a las sesiones plenarias. En aquella ocasión el presidente del Gobierno, José María Aznar, fue investido tras un largo proceso de negociaciones con los partidos nacionalistas, y la apertura de la legislatura se celebró después de la investidura.

Sin rastro de esa sesión protocolaria, el Pleno del Congreso celebrará el martes su primera reunión ordinaria, en la que se debatirán cuatro proposiciones no de ley del PP, del PSOE, de Podemos y de Ciudadanos.

Todos los partidos tienen intención de que el Congreso de los Diputados funcione "a pleno rendimiento" en paralelo a las conversaciones para intentar formar Gobierno, aunque siguen en el aire las controversias y las discrepancias sobre lo que el Parlamento puede o no hacer mientras el Ejecutivo está en funciones.