Científicos españoles descubren cómo las plantas responden al estrés ambiental
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Un trabajo liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha descubierto una nueva familia de proteínas que coordinan la respuesta celular de las plantas ante situaciones de estrés ambiental, lo que podría ayudar en la mejora de sus procesos defensivos en regiones áridas de la cuenca mediterránea.
El estudio, publicado en la revista ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’ (PNAS), explica que la membrana celular de las plantas es su equivalente a la piel de los animales, es decir, la región de contacto de la célula con el medio exterior, por lo que concentra infinidad de sistemas que actúan como receptores de la naturaleza cambiante de su entorno, según informó hoy el CSIC.
Para cada situación ambiental, como el frio, el calor o la sequedad, las células tienen que responder de manera adecuada para mantener sus funciones vitales. En las plantas, estos procesos están siempre activos, ya que, al estar ancladas al suelo, necesitan responder eficazmente a situaciones tan diversas como el paso del día a la noche, o del frio al calor.
Los resultados de este trabajo indican que existe una familia de proteínas que genera una serie de puntos a lo largo de la membrana que son aprovechados por otros componentes moleculares para realizar correctamente su función.
“Estas proteínas forman una especie de pistas de aterrizaje y actúan a modo de antenas moleculares que atraen, allí donde se necesite en la membrana, a otras proteínas necesarias para organizar la correspondiente respuesta celular”, explica Pedro Luis Rodríguez, del Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas.
Por su parte, Armando Albert, del Instituto de Química-Física Rocasolano, añade que, “en una célula de tamaño medio, el trayecto que debe recorrer una molécula desde el punto en que se sintetiza hasta la membrana es comparable a la distancia entre Madrid y Cádiz, y el trayecto se realiza sin mapa, sin gasolina y sin motor”.
“Esta investigación arroja luz sobre un problema biológico, todavía sin resolver del todo, y que considera no sólo la función, sino también la localización de estas maquinarias para el correcto funcionamiento de las funciones vitales”, concluye.
(SERVIMEDIA)
02 Mar 2016
MGR/gja