Charlotte Alvarengo, especialista de Plan International destacada en Guinea-Bissau, lo tiene muy claro: “Hay que trabajar más allá de la ley”. Y es que en el país donde ella colabora con esta ONG los datos sobre ablaciones son alarmantes, ya que la mitad de las mujeres son víctimas de esta práctica.

Aunque la mutilación genital femenina está prohibida por ley en Guinea-Bissau, lo cierto es que desde septiembre de 2011 -cuando se aprobó la ley que pena las ablaciones- tan sólo han sido denunciados siete casos, mientras que a los tribunales han llegado dos. En este país existen zonas como Bafatá -una de las regiones más rurales-, donde las mujeres que sufren la ablación llegan al 90% del total.

Estos altos índices se dan, sobre todo, en lugares donde priman las tribus y su estilo de vida está completamente alejado de la legislación del país. Es por ello que el trabajo de Plan International en estas regiones se basa en trasladar a la tribu los problemas e injusticias asociadas a la mutilación de los genitales femeninos.

En esta labor juega un papel fundamental el líder de la tribu y es que, como explicó a Servimedia Charlotte Alvarengo, “hay líderes tribales que le han hecho ver a su tribu que deben terminar con la ablación”, por lo que la importancia de tratar con estos ‘jefes’ se convierte en esencial.

PRÁCTICA PELIGROSA

Explicar las enfermedades e infecciones que conlleva la mutilación genital a las mujeres que la sufren contribuye a que tanto las mujeres como los hombres de la tribu se conciencien sobre el peligro de esta práctica.

“Mi padre se opone frontalmente a la mutilación”, explica una niña etíope de 13 años, según recoge un informe de Plan International. En su país esta ONG ha creado un ‘grupo de niñas contra la ablación’ que ayudan a las tribus a comprender los horrores de la mutilación.

Los motivos por los que esta atrocidad se sigue manteniendo en muchas tribus suelen encontrar sustento en diferentes mitos, como la necesidad de un matrimonio virgen, las creencias sobre lo que ha de ser la sexualidad femenina o la necesidad de convertir -bajo este atroz ‘rito’- a las niñas en mujeres.

Las consecuencias de esta práctica también incluyen problemas urinarios, infertilidad y complicaciones en el parto, además de contraer infecciones como el VIH y suponer una vulneración de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.

RECONSTRUCCIÓN DEL CLÍTORIS

Cataluña es pionera en implantar un servicio gratuito de reconstrucción del clítoris a mujeres y niñas a las que se les haya practicado la ablación, algo que se practica desde el sistema catalán de salud pública con una unidad mixta compuesta por ginecólogos y cirujanos plásticos, que realizan esta intervención a mujeres residentes en esta comunidad autónoma.

Uno de los fines de los que practican la mutilación genital femenina es acabar con el placer sexual entre las mujeres, algo que consiguen destruyendo el clítoris.

Esta cirugía que ofrece de manera gratuita el sistema catalán de salud no resuelve, sin embargo, la cuestión de la sensibilidad en esta zona en todos los casos, aunque sí la reconstruye.

ERRADICAR LA ABLACIÓN EN 2030

Plan International cifra en 100 millones las niñas mayores de 10 años que han sufrido la mutilación genital, mientras la directora general en España de esta organización, Concha López, afirmó que acabar con esta práctica “debe ser una prioridad para la agenda internacional” en la próxima década.

Este sábado se celebra el Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina, mientras que si continúa la tendencia actual en cuanto a la ablación para 2030 habrá aproximadamente 86 millones de niñas en todo el mundo que sufrirán algún tipo de mutilación genital, y Plan International quiere su erradicación para esta misma fecha.