Según informaron fuentes de ambos partidos, se trató de una conversación “cordial” que duró 20 minutos y en la que el secretario general del PSOE mostró su “desagrado” por la forma en la que Podemos expresó su propuesta el pasado viernes. Iglesias se proclamó como el vicepresidente de un “Gobierno del cambio”, respaldado por Izquierda Unida-Unidad Popular, y presidido por Sánchez.

Iglesias consideró que “por encima de todo, lo importante es que haya un gobierno de progreso” en esta legislatura, y Sánchez insistió en la “necesidad de respetar los tiempos, y esperar al mandato del Rey”.

Además, el líder del PSOE expresó su indignación por el uso partidista que ha hecho el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, de las instituciones y, en su voluntad de conversar con todas las fuerzas políticas que quieran un cambio progresista y reformista, mantuvo que se puede dar un paso o al frente o atrás, pero nunca al lado. En este sentido, el líder socialista reiteró la necesidad de hablar “antes de las políticas que de los puestos”.

Por su parte, Iglesias subrayó que no hay que dilatar más el tiempo y “trabajar para un gobierno progresista de cambio plural y proporcional que apueste por políticas económicas redistributivas, por la plurinacionalidad y por el diálogo con las fuerzas que no comparten hoja de ruta con el PP”.

Esta conversación tuvo lugar después de que ambos dirigentes se emplazaran el pasado viernes a hablar este mismo fin de semana. El primer intento de llamada, sin éxito, lo tuvo Sánchez esta misma tarde, aunque, según informó en su perfil de Twitter, el representante de la formación morada no le cogió el teléfono.

Fue instantes después cuando Iglesias le devolvió la llamada a Sánchez. Ambos han quedado en seguir hablando esta semana.

Sánchez aprovechó la llamada para afearle, 48 horas después, las formas en las que el pasado viernes trasladó Iglesias su propuesta de Gobierno y que inicialmente respondió con ironía.