Puigdemont, que recibió un abrazo de Mas después de que éste entrara en el salón de plenos ovacionado por los diputados de Junts pel Sí y estrechó la mano del presidente de ERC, Oriol Junqueras, comenzó su discurso reconociendo las circunstancias especiales que la rodean, y la perspectiva de "poder llegar mucho más lejos".

El hasta ahora alcalde de Gerona pidió perdón a los ciudadanos que han asistido "estupefactos" a la manera en que los políticos han gestionado el mandato "nítido, democrático" del 27-S, y haber estado a punto de estropear el trabajo de muchos por la independencia. "Hemos tardado mucho en presentar una propuesta", admitió.

Interpretó que lo sucedido ha planteado una enmienda a la totalidad de la voluntad del pueblo, que "no ha fallado", y dio las gracias a los negociadores del acuerdo que finalmente desbloqueó la situación ayer entre Junts pel Sí y la CUP, por su "honestidad, patriotismo y coraje" para arrancar esta etapa excepcional de "postautonomismo y preindependencia".

Definió dicho acuerco como "bueno" y agradeció al propio Mas haber hecho honor a la dignidad que siempre le ha caracterizado, por haber llevado con una convicción y un rigor impecables un proceso de gran complejidad, sometido a "presiones inaceptables", y ahora haberse apartado cuando "tenía todo el derecho" a presidir Cataluña.