Así se desprende de la cuarta edición del estudio ‘El coche del mañana’, elaborado por la consultora AutoScout24 a partir de una encuesta realizada a cerca de 9.000 conductores de siete países europeos, entre ellos España, sobre cómo será la movilidad del futuro, concretamente en 2040.

El estudio señala que el coche autónomo podría rebajar el coste de los seguros, pero la idea de ceder a ciegas el control del vehículo a éste no termina de calar entre los usuarios y sólo atrae al 21% de los conductores. De hecho, los españoles son más reacios que el resto de los europeos y seis de cada 10 ponen como condición imprescindible tener la libertad de elegir cuándo y dónde utilizar el piloto automático.

Por otro lado, un 26,7% de los conductores europeos prevé que el coche eléctrico será el protagonista en 2040, mientras que un 24% apuesta por la propulsión híbrida.

Casi la mitad (47,3%) se imagina una ciudad donde se pague por un ‘pack’ completo de movilidad gestionado desde el ‘smartphone’ que permita usar el medio de transporte más adecuado en cada trayecto, ya sea coche, transporte público o bicicleta, de manera que los desplazamientos serán una cadena perfectamente organizada.

Pese al auge del coche compartido, sólo un 9,1% está dispuesto a prescindir de la titularidad de un vehículo y el 54% admite que no llevaría a desconocidos ni permitiría a otros usar su automóvil, si bien un 28% está dispuesto a alquilarlo cuando no lo utilice.

Respecto a las funciones que tendrá el coche dentro de 25 años, las expectativas de los conductores no se limitan a la seguridad, sino también a la comodidad y practicidad al volante. Así, el 66,3% espera que en 2040 todos los coches sean capaces de encontraran plaza de aparcamiento de manera automática, evitando así la pérdida de tiempo que supone dar vueltas en busca de sitio libre.

La simplicidad de uso será otra de las características de los coches del futuro, ya que casi el 70% de los automovilistas espera que el salpicadero y la botonería actual se sustituyan por un único panel central que se active mediante controles gestuales y de voz, desterrando así la tradicional llave.