El Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial se reúne desde este lunes hasta el próximo viernes en Windhoek (Namibia) para examinar 34 candidaturas de inscripción en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad y siete que necesitan medidas urgentes de salvaguardia.

La Lista Representativa, que tiene como propósito dar visibilidad a las tradiciones y los conocimientos de las comunidades, sin por ello reconocerles ningún criterio de excelencia o de exclusividad, la forman actualmente 314 elementos, entre ellos 11 relacionados con España: la Patum de Berga y el Misterio de Elche (inscritos en 2008); los tribunales de regantes en el Mediterráneo y el silbo gomero (2009); los ‘castells’, el flamenco y el Canto de la Sibila de Mallorca (2010); la fiesta de la ‘Mare de Déu de la Salut’ de Algamesí (2011); la fiesta de los patios de Córdoba y la cetrería (2012), y la dieta mediterránea (2013).

Entre las candidaturas de este año están las fiestas del fuego del solsticio de verano en los Pirineos (Andorra, España y Francia), la equitación clásica y la Escuela Española de Equitación de Viena (Austria), el café árabe (Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Omán y Qatar) y el funambulismo (Uzbekistán), entre otras.

La Lista de Salvaguardia Urgente, que reúne elementos del patrimonio vivo particularmente frágiles o en peligro cuyo cuidado se considera una cuestión de emergencia, incluye 38 elementos y este año se han presentado siete candidaturas: el vallenato (Colombia), las marionetas de mano tradicionales (Egipto), los conocimientos y las técnicas de construcción de ‘badgirs’ (Irán), el ritual para amansar a las camellas (Mongolia), la fabricación tradicional de cencerros (Portugal), el ‘glasoechko’ (Macedonia) y la tradición oral de ‘koogere’ (Uganda).

Por otro lado, la Unesco debatirá también sobre 12 principios éticos que deben tomarse en consideración para la salvaguardia del patrimonio inmaterial, con el fin de prevenir cualquier forma de falta de respeto o tergiversación moral, jurídica o comercial.

Entre otros aspectos, los principios reconocen la importancia que revisten el consentimiento libre, previo e informado que deben dar las comunidades locales, el respeto de los derechos de las personas implicadas a una participación plena y equitativa en todo proceso, proyecto o actividad que las involucre, y el reconocimiento del papel crucial que deben desempeñar las comunidades en el mantenimiento y la gestión de su cultura y de su patrimonio.