Así lo señaló el secretario federal y responsable del sector de automoción de MCA-UGT, Mariano Cerezo, en declaraciones a los periodistas a la entrada de la nueva reunión de la mesa de seguimiento de Volkswagen, a la que asistieron la secretaria general de Industria, Begoña Cristeto, y representantes de la compañía, de los sindicatos y de los gobiernos de Navarra y Cataluña.

Cerezo recordó que “había costado muchísimo esfuerzo llegar a ese pacto” de inversiones, por lo que desde el sindicato “queremos que el grupo ratifique de una vez por todas que está dispuesto a cumplir los compromisos”.

En concreto, para la factoría de Volkswagen en Landaben (Navarra) el grupo tenía prevista una inversión de 1.000 millones de euros para el nuevo Polo, mientras que para la fabricación de los nuevos modelos Seat Ibiza y Seat Polo en Martorell (Barcelona) la inyección alcanza los 3.200 millones de euros.

Preguntado por si los mayores costes para el grupo derivados del escándalo de las emisiones puede repercutir a largo plazo, Cerezo dijo verlo “obvio”, ya que “en función de lo que va saliendo, el coste para superar esa crisis es mayor y puede ser aún mayor”.

Por ello, abogó por tener “cautela” a la hora de afrontar las inversiones, ya que el grupo tenía prevista una inversión “importante” a nivel mundial y ahora, tras el caso de las emisiones, busca la optimización de recursos, que pasa por la reducción de inversiones.

“Queremos aparcar el problema legal, técnico, de la empresa y centrarnos en la inversión, mantener los puestos de trabajo que se comprometieron e incluso nuevas contrataciones”, agregó.

En esta línea, apostó por “cerrar el tema del acuerdo antes de que esto vaya a más”, y que el grupo, del que “dependen 130.000 personas en España”, reclame ayudas al Gobierno en función de las que vayan a invertir.