Por su condición de refugiados, esta población vive en la más extrema situación de vulnerabilidad y exclusión. “En este sentido, puede decirse que se ven privados de todos sus derechos humanos, especialmente en áreas vitales como la salud, la educación y el desarrollo personal, tal como establece la Convención de los Derechos del Niño”, constata Tomás Jiménez Araya, profesor de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC) y consultor de Unicef.

“Aproximadamente un cuarto de las personas que buscan refugio en Europa este año son niños y niñas. Se estima que unas 800.000 personas habrán solicitado asilo en 2015, lo que supone un 75% más respecto al año pasado. Muchos niños y niñas refugiados y migrantes en Europa están viviendo en condiciones de hacinamiento y privación extremos, expuestos a riesgos de violencia, explotación y abuso”, alerta el experto de la UOC.

Por ello, pide una acción decidida, “con una justa distribución de la responsabilidad en toda la Unión Europea. Esto debe incluir la puesta en marcha de una serie de garantías inmediatas para los niños y niñas y sus familias”.

En esta línea, Unicef propone centros seguros de recepción, más plazas de reasentamiento para reducir la posibilidad de que recurran a rutas inseguras y acelerar los programas de reagrupación familiar.