"The Economist" recoge los conflictos del Consejo de Repsol

MADRID
SERVIMEDIA

El último número de "The Economist" se hace eco de las disputas internas del Consejo de Administración de Repsol. Unos conflictos que son "agua pasada" según sostuvo recientemente el presidente de la petrolera, Antonio Brufau, quien defendió que accionistas y consejeros van a "unir esfuerzos y trabajar en la misma dirección".

La revista británica parte de la base de que este tipo de broncas no son habituales entre las empresas españolas. "Pero en el caso de Repsol, la mayor compañía de hidrocarburos española, se han convertido en un lugar común".

Recoge la publicación que "Antonio Brufau, presidente ejecutivo de la empresa, ha estado en desacuerdo con Luis del Rivero, presidente de la constructora Sacyr Vallehermoso, que posee una participación del 20% en Repsol".

A pesar de que "Brufau sobrevivió a un intento de Sacyr para sacarlo del poder el mes pasado", el Partido Socialista ha dado "un nuevo impulso" a la polémica al proponer un cambio en las reglas de gobierno corporativo (la eliminación de los blindajes) que, añade "The Economist", "puede favorecer" los intereses de Del Rivero.

Sacyr es, añade el artículo, una de las tres grandes constructoras que, desde 2006, ha puesto en situaciones delicadas a las principales firmas energéticas del país: Repsol, Iberdrola (con ACS) y Acciona (con Endesa).

"Afectada por la fuerte desaceleración en el negocio de la construcción", Sacyr necesita poner los dividendos de Repsol "al servicio de su deuda". Sin embargo, "Brufau rebajó el dividendo en un 19% en diciembre, enfureciendo con ello a Del Rivero".

Un recorte -de "aproximadamente" 240 millones de euros- que el presidente de la petrolera consideró preferible a limitar la inversión. De hecho, "en Repsol se necesita aún más efectivo para poder desarrollar sus grandes descubrimientos recientes en las costas de Brasil y Estados Unidos".

El máximo directivo de Sacyr "ha acusado a Brufau de ceñirse con imprudencia temeraria a un programa de fuertes inversiones concebido cuando el precio del petróleo era mucho mayor".

Con todo, los esfuerzos de Del Rivero para imponer su voluntad sobre Repsol "se han visto obstaculizados por una normativa que limita los derechos de voto de cualquier accionista al 10%" y que deja aSacyr "poco más que decir".

Dicha norma es, precisamente, la que quiere ahora el PSOE tirar por tierra, eliminando estos límites de voto, concebidos originariamente para proteger a los accionistas minoritarios.

En medio de todo este conflicto, "ambas partes" se están viendo dañadas en sus intereses. El artículo concluye que, por ahora, los dividendos de Repsol son suficientes para pagar al menos el interés del préstamo adquirido por Sacyr, lo que deja cierto margen de actuación a la compañía.

(SERVIMEDIA)
27 Feb 2010
CCB/caa