La responsable de la campaña de Cambio Climático de Greenpeace, Tatiana Nuño, explicó en una rueda de prensa en Madrid que esta iniciativa comenzó el pasado julio y recibió “centenares de testimonios” de personas que en su día a día luchan para salvar el planeta.

Las personas elegidas son Claudia Ballesteros, estudiante de 14 años de Getafe (Madrid); Nathalie Dunel, estudiante de 17 años de Barcelona; Azarug Justel, estudiante de 18 años de Gran Canaria; Jorge Puebla, bombero y productor fotovoltaico de Alcobendas (Madrid); Iñaki Alonso, arquitecto sostenible de Madrid; Carolina Herralda, truficultora y veterinaria de Cuenca, y Carlos Gosálbez, expiloto de avión y viticultor de 74 años originario de Valencia y residente en Pozuelo del Rey (Madrid).

La mayoría de ellos viajarán a París en representación de la ciudadanía con la previsión de entregar a delegación española las firmas que Greenpeace está recogiendo en su campaña por una transición a energías 100% renovables como solución al cambio climático.

Además, participarán en otras actividades, como una manifestación y otros actos convocados por la Alianza por el Clima el próximo 29 de noviembre, un día antes del inicio de la cumbre, conocida como 21ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP21).

Claudia comentó que se presentó a la iniciativa Greenpeace porque quiere “cambiar el mundo”. “Los adolescentes somos la generación del futuro. Podemos hacer muchísimo más de lo que hacemos hoy en día. La educación juega un papel fundamental”, apostilló, antes de recalcar que la cumbre de París no puede “hacer oídos sordos al cambio climático”.

Por su parte, Carlos explicó que tanto él como su mujer pusieron en marcha en 1992 un proyecto de procesamiento de uvas en vino con criterios ecológicos y han desarrollado proyectos de investigación sobre erosión del suelo y la cubierta vegetal. “Estamos en una situación en la que es necesario dar pasos”, agregó.

“FIN DE LA ERA DE LOS COMBUSTIBLES FÓSILES”

Por otro lado, Nuño indicó que la cumbre de París debería concluir con “un acuerdo climático ambicioso y vinculante para todos los países” que sustituya al Protocolo de Kioto para asegurar que la temperatura media del planeta no supere los 2ºC respecto a la era preindustrial, o 1,5ºC como apuntan algunos expertos.

“Tiene que marcar claramente el fin de la era de los combustibles fósiles y asegurar la transformación hacia un sistema energético 100% renovable antes de 2050”, recalcó Nuño, quien añadió que el acuerdo debe incluir un mecanismo para que los países presenten sus compromisos de reducción de emisiones contaminantes cada cinco años, garantías de financiación y que el descenso de los gases de efecto invernadero arranque antes de 2020.

Nuño señaló que el borrador del texto que se negociará en París abarca 51 páginas y “no es lo bastante específico ni tiene el carácter de urgencia y ambición necesarios” para asegurar que no se llegue al límite crítico de aumento de temperaturas en la Tierra, de manera que tiene que incluir finalmente “un mensaje claro” a los inversores de que apostar por los combustibles fósiles es “de alto riesgo”, si bien indicó que “la revolución energética ya ha comenzado” en su camino hacia las renovables.

Por su parte, el director ejecutivo de Greenpeace, Mario Rodríguez, señaló que el planeta se encuentra “ante un momento decisivo” porque “los impactos del cambio climático son cada vez más crudos”, puesto que, por ejemplo, 2014 fue el año más caluroso desde que hay registros y 2015 “lo está superando”.

“Las evidencias científicas son tan contundentes que hasta el presidente Rajoy ha reconocido que se equivocó al confiar en su primo”, dijo Rodríguez, en alusión a un comentario que el ahora jefe del Ejecutivo hizo en 2007 cuestionando la existencia del cambio climático.

Sin embargo, Rodríguez apuntó que “no todo es malo” porque “el tablero político se está moviendo” desde que Estados Unidos y China llegaron a un acuerdo para impulsar la cumbre de París, “las grandes empresas se mueven” con desinversiones en combustibles fósiles y la ciudadanía está más sensibilizada ante casos como el ‘caso Volkswagen’.