Jodar comenzó criticando la Transición por ser un proceso constituido desde arriba, que legitimaba a la élite del franquismo y no reconocía a Cataluña como nación, por lo cual, recordó, la izquierda independentista pidió la abstención en las primeras elecciones autonómicas.

De ahí pasó a defender el “movimiento pacífico y democrático” que comenzó con la creación en 2006 de la Plataforma por el Derecho a Decidir, los primeros referendos independentistas en municipios, la creación de la Asamblea Nacional Catalana y las grandes manifestaciones independentistas desde 2012.

Llamó la atención sobre la “paradoja” de que la mayoría independentista en el Parlamento esté sujeta a un marco legal que no le permite llevar a cabo sus intenciones, y marcó como tarea de la legislatura “resolver el conflicto en los mismos términos democráticos, pacíficos y sostenidos” que ve en la mayoría social que le da “legitimidad moral” para acometerla.

Según dijo, el Parlamento será “el escenario del combate entre la democracia y el régimen”, pero también ha de resolver los problemas de injusticia social y recortes que perjudican a la mayoria, y eliminar las privatizaciones, los rescates bancarios y la corrupción que benefician a una minoría. Así, concluyó que en la lucha por la “libertad política” no habrá “legitimidad” si no se acometen las injusticias sociales. “Son tiempos de libertad y tiempos de justicia. ¡Visca la terra!”, concluyó.