En su opinión, los socialistas llegaron el Gobierno vasco "después de una década de políticas soberanistas, de conflictos internos y de desafíos al Estado y, en medio de un clima político tremendamente crispado (con planes y consultas, con debates identitarios que sólo servían para dividirnos y enfrentarnos) y en medio, también, de una profunda crisis económica (como hacía muchísimo tiempo que no se conocía), que era negada por los anteriores gobernantes que decían que Euskadi estaba libre de sus turbulencias".

En referencia a los nacionalistas vascos, señaló que "llegamos al Gobierno y algunos, negándonos toda legitimidad democrática, hablaban de golpe de Estado institucional y auguraban que no íbamos a durar ni dos días" y "a día de hoy, podemos decir que hemos sido capaces de cambiar radicalmente esa realidad".

"Hoy el debate político es más sereno, más tranquilo, más acorde con las verdaderas necesidades de la sociedad vasca", añadió.

En su opinión, "lo hemos hecho tan rápido y se ha asumido con tal velocidad, que alguna gente ya ni se acuerda de cómo estábamos hace un año y de cómo hemos vivido en los últimos diez: Plan Ibarretxe, consulta, derecho a decidir, acumulación de fuerzas nacionalistas para imponer su modelo identitario, marginando y excluyendo a los que no lo éramos, desafíos permanentes al Estado, ...todo giraba en torno a eso".

MÁS ACUERDOS

En su opinión, "en este tiempo hemos sido capaces de llegar a más acuerdos que en los diez años anteriores. Acuerdos políticos, con el PP y el PNV, acuerdos institucionales con diputaciones y ayuntamientos, acuerdos sociales con empresarios y sindicatos... todo en un buen clima de lealtad política, institucional y social".

"Terminar con el terrorismo de ETA es, por lo tanto, una prioridad de país. Y poco a poco lo estamos consiguiendo. Estamos ganando la batalla contra ETA. No podemos decir cuándo va a desaparecer definitivamente, pero sí sabemos que no vamos a dejar que condicione nunca el futuro de Euskadi", dijo.

López señaló que "estamos decididos a aplicar todas las herramientas que nos permite el Estado de derecho y persistir en una política de tolerancia cero para llevar a los terroristas ante la Justicia. No vamos a escatimar en medios para que la Ertzaintza pueda desarrollar su labor con la máxima eficacia y profesionalidad".

Sin embargo, añadió que "acabar con ETA no implica sólo detener a etarras. También lleva consigo una ardua labor de deslegitimación política, social y cultural del terrorismo. Estamos haciendo un esfuerzo por socializar valores democráticos entre los ciudadanos vascos".

"Los jóvenes vascos no han nacido queriendo ser terroristas. Y vamos a deslegitimar todas las falsas ideas que a algunos de ellos (afortunadamente una minoría) les han llevado a serlo", concluyó el lehendakari.