El resto de las demencias que padecen los ancianos son generadas en un 20 por ciento por el infarto cerebral múltiple, otro 20 por ciento por el Alzheimer y el infarto múltiple conjuntamente y el 10 por ciento restante por demencias menos frecuentes.

El estudio, que está orientado hacia la vertiente asistencial del problema, expone los cambios de personalidad que sufren los individuos que la padecen. Woods asegura que la primera reacción es la agresividad provocada por el descontrol de sus reacciones, que suelen ser cada vez más desmedidas. También comienzan a padecer depresiones, seguidas de periodos de ansiedad. En esta fase es frecuente el vagabundeo sin rumbo fijo, que puede llegar hasta el agotamiento físico.

"La incontinencia", añade el neurólogo, "es quizás el más humillante de los problemas que puede afectar a las personas que padecen Alzheimer y que suele ser más acentuado si la persna toma medicación para dormir".

Otro de los rasgos que definen esta patología es la desconfianza hacia las personas que le rodean y el sufrimiento de alucinaciones, que son consecuencia de las lesiones cerebrales del enfermo.

Woods alerta a los cuidadores de pacientes afectados por Alzheimer sobre la posibilidad de que éstos repitan constantemente conversaciones o les persigan por las distintas estancias del edificio, "debido a su gran inseguridad".

En algunas ocasiones esta demencia causa na pérdida completa de las inhibiciones y "exhiben un comportamiento que les hubiera avergonzado antes de que la enfermedad hiciera su aparición".

También es difícil sobrellevar los gritos o el ruido que provocan las personas afectadas, que repiten la misma palabra o frase una y otra vez. "Si existe este problema, el cuidador deberá solicitar consejo médico urgente", dice Woods.