El problema es que en la autopsia no es posible distinguir si el fallecimiento del bebé se ha debido a este síndrome infantil, todavía de causas desconocidas, o si, por el contrario, es consecuencia de la asfixia provocada, de manera expresa o accidental, por la ingestión de algún objeto, añaden los especialistas.

Los investigadoes apuntan que existen, sin embargo, ciertas señales que pueden indicar a los especialistas que se está ante un infanticidio, como que el pequeño haya sufrido problemas respiratorios recurrentes bajo el cuidado de la misma persona o la muerte previa de algún hermano.

Además, deberá tenerse en cuenta como elemento de peligro la presencia de sangre en la nariz o en la boca del bebé, y prestar especial atención a los casos en que la muerte haya ocurrido después de los seis meses de vida, ya que los casosde síndrome de muerte súbita se suelen producir durante los primeros meses después del nacimiento.