Los delfines huyen cuando en verano llegan los humanos
-Según un estudio realizado por la Universidad Complutense de Madrid y la de Barcelona, entre otras
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La presencia de embarcaciones, el buceo y otras actividades de recreo practicadas en áreas marinas protegidas, de la costa mediterránea española, tienen un impacto negativo en el delfín mular (Tursiops truncatus), que evitan estas zonas cuando sabe que hay humanos, según revela un estudio en el que han participado la Universidad Complutense de Madrid (UCM), la Universidad de Barcelona, la Dirección General de Medio Rural y Marino del Gobierno de las Islas Baleares, la asociación Tursiops y la consultora marina Submon.
En este estudio se han monitorizado la presencia de la especie, la más común de estos cetáceos, durante doce meses consecutivos en siete áreas marinas protegidas de Cataluña, Comunidad Valenciana e Islas Baleares, en diferentes periodos, que van desde los años 2006 al 2013.
“Los delfines mulares se están adaptando a los cambios que generamos en su hábitat”, explica Manuel Castellote, miembro del grupo de Estudio del Comportamiento Animal y Humano de la UCM y autor principal de la investigación, que se publica en 'Ocean & Coastal Management'.
El estudio revela cómo los cetáceos evitan utilizar las áreas marinas protegidas durante la época de mayor turismo, de abril a noviembre, especialmente durante las horas de luz, cuando se producen las actividades recreativas.
“Si este desplazamiento ocurre en áreas o periodos críticos para la supervivencia del delfín mular, nos encontramos ante un serio problema de gestión medioambiental y conservación de una especie vulnerable y emblemática”, alerta el biólogo marino.
Se calcula que en estas zonas existen entre 4 y 20 delfines mulares por cada 100 kilómetros cuadrados. “Varios estudios sugieren que la población en nuestras costas mediterráneas está en declive”, alerta Castellote.
Junto a estos aspectos negativos están los positivos como, por ejemplo, en las áreas que son transitadas por las flotas de arrastreros de puertos cercanos favorecen la presencia de estos mamíferos, como ocurre en Columbretes, Los Freus y Migjorn. Estos barcos tiran las piezas que se desechan al mar y los delfines aprovechan para comérselas. Otra oportunidad de alimentación les surge cuando arrastran sus redes, pues consiguen capturar hábilmente peces de la malla.
La especie está protegida por dos convenciones y la Directiva de Hábitats de la Unión Europea, así como por el Libro rojo de los vertebrados de España.
Para medir la presencia de estos cetáceos, en las áreas marinas mencionadas, los científicos analizaron la ecolocalización que emiten los delfines mulares, sonidos muy breves y potentes para recibir su eco reflejado por la presa.
(SERVIMEDIA)
04 Sep 2015
FBG/man