Según pudo cotejar Servimedia, cada comunidad autónoma establece en su Estatuto de Autonomía y el Reglamento de su Parlamento autonómico sus propias condiciones para la investidura del nuevo presidente tras la celebración de unas elecciones como las que tuvieron lugar el domingo en 13 comunidades.

Por lo general, en todas ellas el presidente tendrá que ser investido por mayoría absoluta en una primera votación y por mayoría simple en la segunda si no hay ningún candidato que obtenga la absoluta. Y, si a los dos meses no se ha proclamado nuevo presidente, se disolvería la cámara y se convocarían nuevas elecciones.

Las excepciones o matices los ponen Asturias, Castilla-La Mancha y Madrid. En Asturias ningún diputado puede votar no a la investidura de un candidato a la Presidencia; sólo pueden votar sí o abstenerse. Esto garantiza que, si no hay mayoría absoluta en la primera votación, a la segunda salga necesariamente investido un candidato, pues los votos en contra nunca podrán superar a los votos a favor.

Por lo que respecta a Castilla-La Mancha, en caso de que a los dos meses ningún candidato haya logrado la mayoría, absoluta o simple, será investido presidente el cabeza de la lista más votada, por lo que nunca habría nuevas elecciones. Este mecanismo, que es el que establece la Loreg para los ayuntamientos, también se daba en Navarra hasta la última reforma del Reglamento de la cámara.

Finalmente, en Madrid, si ningún candidato obtiene la mayoría absoluta en la primera votación, la segunda tendrá lugar entre los dos candidatos más votados en la primera, por lo que tampoco podría haber nuevas elecciones.