Con motivo del Día Internacional de la Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina, que se celebra hoy, este viernes la organización realizará actividades en Aragón, Baleares, Cataluña, Euskadi, Madrid y Navarra en centros con proyectos preventivos.

Médicos del Mundo trabaja en España para prevenir la mutilación genital femenina desde hace una década. "Podemos aprobar leyes y perseguirla internacionalmente, pero si no conseguimos que las familias sean conscientes de que la mutilación daña la salud de sus hijas e ignora sus derechos como personas, no avanzaremos", indicó la presidenta de la ONG en España, Sagrario Martín.

En los últimos cinco años, más de 1.700 madres y padres han participado en programas de prevención y en la mayoría de los casos la organización ha logrado que las familias convencidas de la necesidad de mutilar a sus hijas cambiaran de opinión y además se convirtieran en activos agentes de cambio en sus comunidades de origen, como Nigeria, Senegal o Gambia.

Para conseguir este cambio de visión y prevenir posibles casos de mutilación a niñas, Médicos del Mundo considera clave la implicación del personal sanitario, por lo que ha formado a más de 1.200 profesionales en la materia, además de a 600 docentes.

En estos diez años, la organización ha realizado 2.400 actividades dirigidas a colectivos clave y las charlas y exposiciones han alcanzado a 20.000 personas. Entre las principales temáticas que se abordan están las causas de la mutilación, el papel de la tradición y la religión, la salud materno-infantil, la violencia de género o el papel de las mujeres africanas en sus países de origen y en España.

Los equipos de Médicos del Mundo han realizado además más de 2.700 atenciones sociosanitarias (tramitación de la tarjeta sanitaria, consultas de salud sexual y reproductiva, gestiones de empadronamiento, reagrupaciones familiares, acceso a ayudas, etc).

PAPEL DE LOS HOMBRES

La organización ha identificado que el colectivo masculino tiene gran parte del poder de decisión dentro de la familia sobre esta práctica y, por tanto, considera importante sensibilizarles también para promover cambios en sus comportamientos y actitudes. Para ello, organizan grupos de debate con hombres provenientes de los países en los que esta práctica está vigente.

A esto se añade el contacto con líderes comunitarios y religiosos y asociaciones de inmigrantes como potenciales facilitadores para promover un cambio real en este colectivo y combatir con más garantías una práctica que supone una violación de los derechos de las niñas y constituye una forma extrema de discriminación de la mujer.