Demuestran que la perdiz roja muere cuando se alimenta con granos tratados con pesticidas

- Según un estudio del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos

MADRID
SERVIMEDIA

La ingestión del trigo tratado con los pesticidas llamados neonicotinoides, concretamente con imidacloprid, provoca la muerte de las perdices rojas expuestas a este riesgo, según demuestra un estudio llevado a cabo por investigadores del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC), dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Universidad de Castilla-La Mancha y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.

SEO/BirdLife informó este jueves de que viene advirtiendo desde hace tiempo del riesgo que supone para avifauna el uso de los neonicotinoides. Esta organización lleva años constatando el declive poblacional de la perdiz roja y otras aves comunes ligadas a medios agrarios.

El estudio se centra en el imidacloprid, uno de los insecticidad más utilizados en el mundo, y señala que “altamente tóxico” y provoca “efectos importantes sobre la salud y el éxito reproductor” de las perdices rojas y, posiblemente, también de otras aves agrícolas expuestas a pequeñas cantidades de semillas de trigo.

Los investigadores Ana López-Antia, Manuel Ortiz-Santaliestra, Francois Mougeot y Rafael Mateo parten del hecho de que, durante la siembra del cereal, algunas semillas tratadas con productos fitosanitarios quedan sin enterrar y son accesibles para el consumo de las aves.

De esta forma, su ingesta provoca que las aves resulten expuestas a una alta dosis de plaguicida en poco tiempo, con el consiguiente riesgo de intoxicación.

Los expertos analizaron la ingestión del trigo tratado con imidacloprid a dos dosis (la recomendada de uso para el tratamiento de semillas y un 20% de ésta) y en dos periodos de exposición (otoño y finales de invierno), los cuales corresponden a las dos épocas de siembra de cereal en España.

Con ello, pretendieron simular la situación en el campo planteando dos escenarios: uno en el que las perdices se alimentarían exclusivamente de semillas tratadas durante las épocas de siembra y otro en el que representarían un 20% de su dieta durante esos periodos.

MAYOR MORTALIDAD EN HEMBRAS

El estudio determinó que todas las perdices alimentadas con las semillas tratadas con la dosis recomendada de uso murieron a lo largo de los 21 días de exposición de otoño y un 31% lo hizo en los tres primeros días, en tanto que la mortalidad en las hembras fue más rápida que en los machos, puesto que un 47% de ellas murió en los tres primeros días de exposición.

Además, constata por primera vez que el imidacloprid es acumulado en el hígado de las perdices durante el tiempo de exposición. Este descubrimiento, según los investigadores, puede ser de gran utilidad para estudiar la exposición real de las aves en el campo, un paso fundamental para analizar el riesgo para ellas del uso de semillas tratadas con este insecticida.

En cuanto a las perdices alimentadas con semillas tratadas con un 20% de la dosis recomendada de imidacloprid, ninguna de ellas murió, pero sí sufrieron disminuciones de los niveles en sangre de glucosa y magnesio, y un aumento de la actividad de enzima antioxidante en respuesta a la exposición al insecticida.

Además, estas perdices también presentaron una reducción en la intensidad del color rojo de su anillo ocular, un ornamento que refleja la salud del individuo y está relacionado con su inversión en la reproducción, en tanto que la exposición a estas semillas retrasó la puesta de huevos y redujo el número de huevos por cada hembra.

El estudio, según sus autores, demuestra que el imidacloprid es “altamente tóxico y letal para las perdices a la dosis recomendada de uso y, probablemente, lo es también para otras muchas aves agrícolas”, y revela, además, que “la exposición a pequeñas cantidades del tóxico también tiene importantes efectos sobre el éxito reproductor y la salud, no sólo de los individuos expuestos, sino también de su progenie”.

(SERVIMEDIA)
15 Ene 2015
MGR/gja