La cacerola se inició sobre a las diez de la noche y se prolongó durante un cuarto de hora. Esta iniciativa se puso en marcha esta semana a través de WhatsApp y redes sociales, después de que el Constitucional suspendiese el referéndum alternativo que Artur Mas quiere celebrar este domingo.

La presencia de ciudadanos en sus ventanas y balcones fue visible en zonas de los alrededores de la Gran Vía de la capital catalana, aunque su seguimiento en esta área dependía de los edificios y las calles.

Parte de los barceloneses que secundaron la cacerolada tenían bajo sus ventanas carteles a favor de la independencia o con la bandera estelada, que portan aquellos que se identifican claramente con la secesión de Cataluña del resto de España.