Así lo declaró durante el desarrollo de la Conferencia Anual de Workability International sobre empleo y discapacidad, organizada por el Grupo de Empresas de la ONCE y su Fundación en Madrid.

Además, según añadió, con respecto a las personas con sordera, han alcanzado una integración laboral del 68%, y en cuanto a las personas con discapacidad intelectual, un 60%.

SALO Holding, la entidad que dirige, tiene establecidos 20 centros en hospitales: neurológicos, de rehabilitación y psiquiátricos, a fin de poder conocer y tratar a los pacientes con discapacidad sobrevenida de manera temprana, “mucho antes que las instituciones de rehabilitación, ya que éstas los atienden una vez finalizada su rehabilitación médica”. De esta manera, aseguró, “podemos evitar que pierdan su empleo y puedan conservarlo”.

En esta línea, Rolf Salo manifestó que en la mayoría de países hay una separación “estricta” entre la rehabilitación médica y la laboral. En su opinión, ambos procesos “deben estar en un solo centro o en unas solas manos”, las del proveedor de servicios, lo cual, para él, “mejoraría el índice de integración laboral”.

“La responsabilidad en los procesos y sus resultados deben tratarse con un enfoque global, por lo que debemos encontrar la manera en que los profesionales cooperen entre ellos, trabajen con sinergia y encuentren un puesto para esa persona”, apuntó.

En su opinión, “si queremos colocar a una persona en una empresa, hay que hacer una evaluación en profundidad, ver su potencial, no solo sus capacidades, lo cual llevaría a un mejor resultado”.