Pujol. Asegura en el Parlament que siempre estuvo “al margen” del dinero de su padre en Andorra

BARCELONA
SERVIMEDIA

El expresidente de la Generalitat de Cataluña Jordi Pujol reiteró este viernes que él siempre estuvo “al margen de la gestión del dinero que su padre, según su testimonio, tenía en Andorra y que él heredó.

En su comparecencia en la Comisión de Asuntos Institucionales en el Parlamento catalán, Pujol aseguró que su padre mantuvo ese dinero fuera de Cataluña por temor a que un día él y su familia tuvieran que marcharse de España y a que su vocación política terminara haciéndole perder la fortuna que había hecho en la Bolsa. Dijo que su padre le escribió textualmente: “Lo hago porque tengo miedo, por si vienen mal dadas, económica o políticamente”.

Pujol declaró también que no se metió en política para hacer dinero, puesto que ya lo tenía, unos 140 millones de pesetas de 1980 en dólares, por lo que fueron creciendo con la sucesivas devaluaciones de la peseta. Aseguró que ya no tiene tanto como entonces, dando la razón a quienes le advirtieron de que metiéndose en política perdería dinero.

El expresidente reconoció que su padre podría haber encontrado alguna forma de repatriar ese dinero, pero que nunca perdió el miedo a su “obsesión política”. “Pero yo tenía otro proyecto y no quise renunciar a ello”, proclamó, sobre su deseo de llevar a cabo la construcción nacional de Cataluña.

Por eso, continuó, su padre pidió que de su legado se ocuparan dos amigos suyos, “con la condición explícita de que yo quedara al margen”. Y después se encargó de su gestión un hijo de Jordi. De esta forma el expresidente catalán se excluyó de cualquier responsabilidad en la evasión fiscal de un dinero del que aseguró que nunca se preocupó ni sabía realmente cómo iba evolucionando su cuantía.

Eso sí, dijo comprender “el efecto negativo” que ha podido causar su revelación y las críticas que se le puedan hacer. Pero atribuyó su evasión a que “una decisión tomada en un segundo condiciona una vida”, y añadió que se tomó en los años 50, lejos de los parámetros éticos de ahora.

Finalmente, Pujol, que había iniciado su discurso asegurando que las críticas que se le pudieran hacer nunca serían tan duras e “hirientes” como las que se ha hecho él mismo, terminó calificando su comparecencia de “deber doloroso, no obligatorio pero para mí obligado”.

(SERVIMEDIA)
26 Sep 2014
KRT/gja