Deusa indicó que la demanda de trabajadores españoles aumentó este año debido a una mejor cosecha frente a los dos años pasados y a que los empleadores franceses “prefieren aumentar sus cuadrillas para no realizar tantas horas extras” que se empiezan a cuantificar a partir de las 35 horas de trabajo semanales.

Según el sindicato, el salario que recibirán los vendimiadores dependerá de la categoría profesional en la que hayan sido contratados, pero que nunca podrá ser inferior al salario mínimo interprofesional que se sitúa en los 1,445,38 euros al mes a razón de 35 horas semanales.

ASESORAMIENTO

Deusa y Acasuso explicaron que el sindicato ha contado este año con la colaboración del Ministerio de Empleo y Seguridad Social para las campañas interiores y del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente para las campañas exteriores lo cual “permite dedicar más tiempo y más recursos a la visita de los vendimiadores”. Ambos responsables sindicales explicaron que Fitag llevará a cabo labores de información y de asesoramiento entre los trabajadores españoles que acudan a Francia.

En un primer término convocará asambleas en los lugares de origen de los temporeros y, en segundo lugar, una comitiva se desplazará durante 10 a 15 días para controlar las condiciones de trabajo y resolver los problemas que puedan estar experimentando los trabajadores.

Por lo que se refiere a las labores de asesoramiento, explicaron que en campañas anteriores consiguieron que los trabajadores que acudían con su familia recibieran prestaciones familiares del Gobierno francés como el subsidio familiar que se genera para aquellos trabajadores con 2 hijos o más, menores de 20 años, y que realicen una actividad laboral que sume 18 días de trabajo (120 horas). Dicho subsidio asciende a 129,99 euros para familias con 2 hijos, a 296,53 euros para familias con tres hijos y sumando 166,55 euros para hijos a partir de este.

Asimismo, desde el sindicato también han notado que en los últimos años ha habido un mayor hacinamiento de temporeros debido a la gran demanda de empleo que existe en España, así como un aumento de trabajadores procedentes de grandes ciudades, aunque Acasuso admitió que la oferta está prácticamente copada por personas procedentes zonas agrarias.