Este fin de semana la localidad murciana de Yecla fue testigo de la muerte por ahogamiento de un niño de tres años en una piscina particular. Su hermana de seis también sufrió una peligrosa inmersión al intentar ayudarle.

Según la Asociación Estatal de Víctimas de Accidentes DIA, cada verano son muchos los niños que fallecen por ahogamientos acuáticos, por lo que aconseja “enseñar a los niños a nadar desde muy pequeños, no dejarles nunca solos en la piscina y vallar la zona acuática”.

Por su parte, la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria advirtió de que “siete de cada diez accidentes se producen por despiste momentáneo de los padres o cuidadores”.

Asimismo, el profesor de Salvamento de la Escuela de Socorrismo de Madrid Javier Romero aconsejó, en declaraciones a Servimedia, que los padres estén más pendientes de sus hijos y vigilarles siempre cuando se bañen. “Aunque exista la presencia de un socorrista, los padres y cuidadores no deben relajarse y tienen que seguir atentos a los menores, ya que un niño puede ahogarse en menos de cinco minutos”, añadió.

Romero explicó que “en caso de observar que hay un menor en peligro hay que aplicar el protocolo de rescate y observar si tiene signos vitales, como si está consciente o respira. Si la víctima rescatada se encuentra en parada cardiorrespiratoria, es necesario iniciar la maniobra de reanimación cardiopulmonar (RCP), que consiste en realizar 30 compresiones y dos insuflaciones, hasta que la víctima recupere sus constantes vitales o hasta la llegada de la asistencia sanitaria”.

Aunque advirtió de que si no se conoce el protocolo de actuación es mejor esperar a los servicios médicos, ya que es posible que por una mala maniobra empeore el estado de la víctima.