En la misiva remitida al Monarca, las víctimas del accidente de tren de Santiago solicitan ayuda para poder asistir como invitados a la hipotética comisión y que se acepten las intervenciones de los técnicos propuestos por todos los grupos parlamentarios, y no en función del número de diputados.

Las víctimas reconocen a don Felipe estar “demasiado heridos” con las conductas recibidas hasta el momento y rechazan “palabras vacías” y “compasión” y “lástima”, ya que “somos personas racionales y maduras que sabemos afrontar la realidad”, pero que “estamos dispuestos a luchar hasta el fin de nuestros días para saber la verdad y que se haga justicia”.

Tras un año de la tragedia, las víctimas afirman en la carta contar con “una esperanza”, la de denunciar al Estado español ante la Unión Europea por incumplimiento de las normas de circulación ferroviaria que los gobiernos tienen la obligación de aplicar, “por no tener organismos independientes, cuando lo exige la legalidad y el sentido común”.

“Es bien triste que nuestra única esperanza radique fuera de nuestras fronteras”, apuntan las víctimas, que lamentan no tener una democracia “como ocurre en otros países de la UE, en los que los gobernantes dimiten por causas mucho más nimias que las que ahora tratamos”.