Según la organización humanitaria, unos 20 litros de agua potable por día son suficientes para asegurar que un niño pueda beber y asearse, evitando así enfermedades que les llevan a la muerte.

"Sin agua, los niños se convierten en una presa fácil de muchas enfermedades que aparecen por el agua sucia y que pueden amenazar sus vidas", afirmó Carol Bellamy, directora ejecutiva de Unicef.

La organización denuncia que el 21% de los niños que viven en países en desarrollo se encuentran privados de agua o viven sin una fuente de agua segura cercana, y en la mayoría de los casos tardan más de 15 minutos en llegar caminando.

Mientras un canadiense, por ejemplo, gasta unos 326 litros de agua al día, un ciudadano rural de Kenia tiene que conformarse apenas con 10 litros.

"Nuestro fracaso a la hora de garantizar dos meros cubos de agua potable por día a cada niño es una ofensa a la conciencia humana. Demasiados niños y niñas están muriendo como resultado de nuestra inercia y sus muertes se encuentran con un silencio estrepitoso", lamentó Bellamy.