Feaps considera que establecer límites de edad fijos para derivar a una persona con discapacidad intelectual del servicio social que utiliza a otro de mayores impide que se garantice su arraigo social y afectivo.

Del mismo modo, alerta de que tomar este tipo de decisiones sin un correcto análisis de sus necesidades por parte de la Administración y sin tener en cuenta la opinión de la persona interesada puede crear procesos negativos de soledad, pérdida de las relaciones sociales y generar cuadros de carácter depresivo.

El colectivo sólo ve con buenos ojos este tipo de derivaciones si el centro le ofrece un plan de apoyos personalizado, con servicios adaptados a sus necesidades, y contando con el consentimiento expreso de la persona interesada.

Feaps advierte de que en Europa más de un millón de personas con discapacidad viven en instituciones aisladas donde no tienen ningún tipo de control sobre sus vidas ni sobre las decisiones que les conciernen. Por ello, la organización reclama que las instituciones destinen todos los recursos que sean necesarios para garantizar su independencia y autonomía.