Lo hizo durante el debate en la sede federal, en el que se definió como “militante de base” que hace apenas un año y medio “no estaba en política” y que ahora ocupa un escaño en el Congreso como “diputado raso”, que ha sufrido el desempleo juvenil, que ha sido autónomo y que ahora ejerce también como profesor universitario.

Se declaró “uno más de los muchos que queremos un cambio desde abajo, no dirigido”, para cambiar el partido como vía para cambiar la política y a España. Explicó que ha recorrido más de 85 agrupaciones y 45.000 kilómetros, en los que ha conocido “al verdadero partido”, del que se siente “aún más orgulloso” que antes.

El PSOE, afirmó, no está formado por “una casta”, como dicen algunos, sino por “gente con casta” comprometida con ideales de justicia, de igualdad, de solidaridad. “Basta ya de complejos”, dijo, porque “lo mejor” que ha pasado en España ha sido de la mano de gobiernos socialistas, de los que asumió el legado pero con retos pendientes para unirlo y fortalecerlo defendiendo una “honradez intransigente”.