La comunidad médica considera que los presupuestos individualizados tienen por objeto capacitar a las personas sobre el tratamiento y los servicios que reciben, alentándolas a tomar el control sobre cómo se gasta el dinero en su cuidado.

Esta modalidad se podría gestionar de distintas maneras, como con un presupuesto delimitado llevado por un médico de familia o por el centro de atención primaria, con uno gestionado en nombre de la persona por un tercero o mediante el llamado ‘pago directo’, que consiste en un desembolso en efectivo que se entregaría al paciente o a su cuidador.

“El paciente del siglo XXI dispone de grandes conocimientos sanitarios, posee la información necesaria para demandar el mejor cuidado posible. El perfil del paciente actual es más educado, empoderado, más exigente y más impaciente”, explicó Álvaro Hidalgo, director del Seminario de Investigación en Economía y Salud de la Universidad de Castilla-La Mancha y presidente del Instituto Max Weber.

En los últimos años Health Foundation ha identificado 60 estudios sobre presupuestos sanitarios individualizados en Alemania, Austria, Australia, Bélgica, Dinamarca, Alemania, Italia, Finlandia, Francia, Países Bajos, Suecia, Reino Unido y Estados Unidos. Sus resultados determinan que la mayoría de las personas se muestran satisfechas, salvo la población anciana, que demanda un mayor apoyo.

Los expertos médicos creen que el Sistema Nacional de Salud debe aprovechar este tipo de iniciativas para reducir su gasto sanitario, que llegará a suponer el 17% del Producto Interior Bruto (PIB) en 2030, según sus estimaciones.