Beneyto comenzó advirtiendo al presidente de la Junta, José Antonio Monago, y al secretario general del PSOE extremeño, Guillermo Fernández Vara, que no eran más importantes que Extremadura, y valorando que no era el mejor momento para presentar la moción, aunque sin duda a la región le hacía falta un revulsivo.

Recriminó a Monago que votaron a favor de su presupuesto para que pudiera ir con apoyo a Madrid y ser fuerte en sus exigencias de deuda histórica e infraestructuras al Gobierno central, pero que éste no había dado respuesta. Y a Fernández Vara que se equivocó cuando en septiembre rechazó su propuesta de presentar una moción de censura contra Monago, porque entonces había un presupuesto pendiente de aprobar que se podía utilizar para cambiar la orientación de la política.

Beneyto denunció que los gobiernos de España han tenido a Extremadura marginada, por ejemplo en comparación con las inversiones en Andalucía, y lo atribuyó a que los partidos de ámbito estatal se tiran los trastos a la cabeza uno a otro sin trabajar por la región. Dijo que ésa era su único objetivo, no recibir el reconocimiento de Fernández Vara, como le había insinuado Monago, y le reprochó a éste que no haya pedido la dimisión del ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, pese a haber presentado cinco recursos de inconstitucionalidad a las normas que ha impulsado.